Historia

Nuestra historia se remonta hasta el tiempo en que los íberos, concretamente los ilergetes, se enfrentaban al poder romano que pugnaba por conquistar estas tierras, como así los atestiguan los yacimientos arqueológicos de la zona; uno de los más importantes es el paso de la vía imperial romana que unía ilerda (Lérida) y osca (Huesca) como ciudades cercanas más importantes, de hecho el topónimo Esplús deriva de la voz ibero-vascuenze espelunz que significa "monte bajo de matorrales", apreciación muy acertada dada la orografía de la zona.

Iberos, romanos, decadencia, Árabes y finalmente reconquistado por Sancho Ramírez en 1089 al mismo tiempo que lo hacia sobre el Castillo de Monzón.

Esta circunstancia marca la historia de Esplús, pues es este rey y su hijo Pedro I quienes donan la población a la catedral de Roda de Isábena, cuyos priores mandan repoblarlo y le otorgan su Patrón San Vicente Martir, el mismo que preside la catedral rotense y que se celebra el 22 de enero.

Esplús como cualquier población de aquellos tiempos era pequeña, pues su repoblación se hizo con 25 familias, concretamente el 10 de febrero de 1171 ordenado y organizado por el obispo Guillermo Pérez de Ravidats, el cual dona a la iglesia, el castillo y la villa de Esplús con la condición de entregar cada 15 de agosto, fiesta de la asunción y origen de nuestras fiestas de verano, diez cahíces de trigo y diez de ordio al representante del cabildo rotense.

Andando el tiempo Esplús corrió toda suerte de vicisitudes propias de la misma marcha de la nación y aun más cercano de nuestra historia aragonesa, siendo la fecha más funesta la del año de 1642, cuando a causa de las guerras libradas en Cataluña y siendo pasto de batallas entre las tropas del rey y los sublevados, la población, como muchas otras, es saqueada e incendiada provocando su abandono que duraría varias décadas, en esta ocasión fue destruida la antigua ermita de santa María del romeral así como el templo parroquial, situado en un lugar distinto al actual.

Siendo, por fin, de nuevo repoblado, sus gentes se dedicaron a la reconstrucción de sus casas y haciendas, se edificó aprovechando el antiguo edificio del castillo un nuevo templo y se acomodó un modesto solar para las labores administrativas de los representantes del cabildo rotense, a cuyo administrador se le denominaba Bayle.

Los años difíciles no fueron obstáculo en el devenir de un pueblo, pasó la fatídica guerra de la independencia y el movimiento de gentes que generó la contienda hizo que en Esplús se acomodaran nuevas familias, alguna de las cuales construyó ejemplares casas solariegas que aun hoy podemos admirar.

El actual núcleo urbano se fue conformando y fue en 1907 cuando la llegada de las aguas del canal de Aragón y Cataluña representó el verdadero despegue de un sistema de vida que aun hoy perdura.

Es una población netamente agrícola, con una historia que une a sus gentes con el pasado, algo que no deja que se olviden las cosas que han hecho posible llegar asta aquí sin dejar de mirar al futuro.